martes, 30 de agosto de 2016

Gracias


Quiero dedicar esta fotografía a todos los oyentes de Onda Cero que me habéis acompañado a lo largo de esta temporada que hemos dejado atrás. Rosaventeros, parroquianos y tabernícolas. Y no es baladí esto de daros las gracias. No lo hago por un arranque sentimental fruto de un día gris, ni mucho menos. Lo hago porque es oportuno. Y necesario.
Los oyentes, en tanto que buenos humanos, criticáis lo que no os gusta, os mostráis indiferentes ante quien no os transmite nada y tratáis con mucho cariño a quien es de vuestro agrado. Yo, afortunadamente, he vivido cómodo y feliz navegando por las apacibles aguas del último grupo. Sé de lo que hablo porque en otros tiempos he tenido que lidiar con gente a la que no caía en gracia (cosa que, dicho sea de paso, también llevo estupendamente). Huelga decir que habrá un buen puñado de personas a las que gustaré lo mismo que un sándwich de clavos, pero al menos han tenido la deferencia de no hacérmelo saber. A ellos también les doy las gracias, de corazón, por haberme soportado a pesar de todo.
El porqué de esta perorata es dar respuesta a la pregunta que muchos, en todas las redes sociales, me habéis formulado. Ya os puedo contestar: no, en esta nueva temporada no estaré en Onda Cero. Como algunos sabréis, las madrugadas de la cadena han dado un vuelco con el cierre de La Parroquia y, sobre todo, con el flamante fichaje de José Ramón de la Morena. En este escenario, las condiciones que me han ofrecido para continuar en la emisora son poco menos que una invitación a coger de nuevo mi bastón de peregrino y tomar un nuevo rumbo. Y eso hago.
Felizmente todo esto ha coincidido con una oferta para embarcarme en un proyecto ilusionante, algo que llevo tiempo queriendo hacer. Una nueva aventura profesional en la que trabajaré para alguien a quien admiro y del que tengo mucho que aprender, cosa esta última que para mí es vital a la hora de trabajar. Incluso por encima de lo económico. Os mantendré informados.
Ahora toca recoger. Cuando uno termina un viaje, sólo mete lo bueno en la maleta. Lo malo lo tira o lo deja allí, abandonado. En este caso hago lo propio y por eso me voy con esta sonrisa. Espero que todos los que habéis estado al otro lado de las ondas conmigo encontréis acomodo en mi equipaje. Compartiréis espacio con algunos compañeros a los que voy a echar mucho de menos.
¡Ah! Estos días estoy leyendo En busca del sentido del hombre, del psiquiatra Viktor Frankl, y he subrayado esta frase: "Ningún poder de la tierra podrá arrebatarte lo vivido'". Me parece un buen cierre para este tostón.
Eh, en serio... gracias.



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